Los ciudadanos de las grandes urbes nos seguimos moviendo. La población urbana sigue creciendo y demandando servicios. Aunque a raíz de la pandemia, algunos siguen con la opción de trabajar desde casa, parece que el tráfico ha vuelto y hay días terribles. Pareciera que el diálogo entre los gobiernos, las empresas y sus habitantes no va en el mismo sentido, todos tienen prioridades diferentes y no hay acuerdos.

¿Qué hacemos? Aprovechar la tecnología y el análisis de datos nos puede dar información contundente y cada una de las partes tiene que aceptar sus responsabilidades en pro de una sana convivencia. Veamos algunos de los conceptos que debemos manejar hoy.

De acuerdo a la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), las ciudades ocupan sólo el 2% de la superficie terrestre aunque, con datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2019 un 56% de la población mundial vivía en ellas. Hoy, ya hay mas de 500 ciudades con más de 1 millón de habitantes y algunas superan los 20 millones (Incluyendo la Ciudad de México). Es por eso que debemos hablar de ciudades inteligentes que logran su eficiencia analizando datos y tomando decisiones.

El tráfico afecta directamente nuestra salud y no solo nuestro trabajo o el movimiento de mercancías. Es por ello que debemos:

– Garantizar el buen estado de las vías e infraestructuras de transporte
– Usar autos con eficiencia energética
– Estimular la movilidad sostenible
– Fomentar la movilidad compartida
– Usar vehículos autónomos
– Garantizar un transporte accesible e inclusivo
– Desarrollar la movilidad conectada
– Recuperar el espacio público para la circulación de peatones
– Mantener grupos de datos abiertos e integrados
– Garantizar la seguridad de los habitantes
– Contar con educación cívica y de valores
– Desarrollar nuevos hábitos de trabajo y compras

De acuerdo a los planes de movilidad urbana sostenible, establecidos ya en varias ciudades europeas, lo más importante es poner al ciudadano al centro y otorgarle las facilidades de desplazamiento en ciudades inteligentes. Que tenga unas adecuadas condiciones de accesibilidad a los mercados de trabajo, bienes y servicios, favoreciendo la equidad social y los modos de transporte mas saludables. 

Las ciudades deben contribuir a la protección del medio ambiente y la salud de los ciudadanos, reduciendo los efectos nocivos del transporte, contribuyendo a la reducción de las emisiones de CO2 y optimizando el uso de los recursos, especialmente los energéticos, pensando satisfacer de forma eficiente las necesidades de movilidad, derivadas de las actividades económicas, promoviendo de esta forma el desarrollo y la competitividad del territorio.  

Herramientas como la red 5G y el internet de las cosas, nos permiten mantener la comunicación con los vehículos, desarrollar modelos de movilidad y tener información en tiempo real. Con ella, tomamos decisiones, mejoramos rutas y aprovechamos mejor los horarios.

Algunas innovaciones aparecen en las ciudades y contribuyen al mejoramiento de la movilidad urbana. Por mencionar algunas, tenemos el pavimento, señalización, cámaras, intersecciones y peajes inteligentes. Todas ellas con sensores e información en beneficio de los usuarios y por supuesto de las propias ciudades.

De acuerdo a la empresa Kantar, para fomentar el localismo, las ciudades del futuro deberían modificar la infraestructura urbana, para evitar que se beneficie el transporte en auto, y proveer a los ciudadanos de todo lo que necesitan (educarse, hacer compras, entretenerse) a menos de 15 minutos (de bicicleta) de su casa.
Cambiando la perspectiva de las juntas de trabajo

Pero, ¿realmente estamos los ciudadanos listos para pensar más allá de nuestros propios intereses y buscar el beneficio de la comunidad? ¿Exigimos a nuestros gobernantes el desarrollo inteligente de nuestras ciudades? ¿Estamos dispuestos a participar y compartir nuestro camino?

Estamos en un momento clave para la movilidad y la revolución empieza en nosotros ¿Estás listo?

Gracias por leerme y compartir

@ptorresmx

Con información de Deloitte, Iberdrola, Repsol, Intel, Kantar